Diana Nyad tiene 60 años. En su juventud fue nadadora de fondo y luego se ha dedicado a ser periodista deportiva. Diana retoma un viejo sueño que se convierte en una obsesión: nadar de Cuba a Florida sin protección alguna y así lograr un récord mundial. Se trata de una travesía de 180 km, una hazaña que nadie ha conseguido alcanzar Diana se embarca en esta aventura con un equipo entregado y la confianza de su amiga y entrenadora Bonnie Stoll. 

POR QUÉ VER ESTA PELÍCULA:

Por la gran actuación de sus dos protagonistas que desprenden energía y carisma

Por la historia de superación que nos narra, basada en hechos reales. Una historia de perseverancia, superación de las adversidades y determinación por alcanzar los propios sueños.

DOS ESCENAS EN LAS QUE PROFUNDIZAR:

Diana no puede finalizar con éxito sus intentos enfrentándose a todo tipo de contratiempos externos e internos (reacción alérgica, picaduras de medusas, recuerdo de un abuso, hipotermia, oleaje, etc). Integra la situación y de nuevo entrena hasta lograr que se pueda dar una nueva oportunidad Por más que otros buscan hacerle desistir, su perseverancia es tal que nada la detiene para intentarlo una y otra vez. Es el valor del esfuerzo, la constancia y el sacrificio por alcanzar nuestras metas. Una lección sobre cómo la edad no es un impedimento para luchar por los sueños

El diálogo de Bonnie con Diana cuando está cerca de conseguir su sueño. Se siente cansada y tentada a tirar la toalla. Cuando ante la fragilidad de un amigo se despierta la ternura y se transmite la confianza que se necesita para seguir avanzando. 

CON UNA MIRADA DE APÓSTOL:

El poder de la amistad

Diana tiene un carácter difícil, egocéntrico. Bonnie es una amiga incondicional, capaz de embarcarse con ella, también de protegerla cuando con su soberbia se expone a que los demás la cuestionen. Permanece a su lado, apostando por lo humanamente imposible. Capta que Diana le expresa su amistad de otra manera. Hay relaciones que dan estabilidad, que reconstruyen, que abrazan en las heridas y alientan los sueños. Saber permanecer desde la amistad aun en medio de las adversidades supone una hazaña casi tan grande como cruzar un océano.  ¿Qué valor tienen en tu contexto las amistades? ¿Tienes experiencia de amistades profundas, leales, generosas? Jesús supo ser amigo hasta el final  a pesar de la fragilidad, incoherencia, y limitaciones de los suyos. ¿Tratas de hacer de tu manera de ser amigo un signo de la presencia de Dios? Como aprendiz de apóstol, ¿favoreces relaciones de amistad que surjan también del envío del Señor?

La importancia del trabajo en equipo

Diana va descubriendo que sin un equipo, sin construir comunidad con otros, sus sueños no son alcanzables. La hazaña no requiere solo nadar sino también ahuyentar tiburones, conocer el mar para aprovechar las corrientes, dar alimento e hidratación, luchar por mantener la fuerza mental necesaria. En su último viaje aprende a valorar lo que en la sombra otros posibilitan para que ella pueda brillar. Hacer equipo no es fácil, sobre todo cuando conviven diferentes ritmos, caracteres, maneras de pensar.. pero es necesario para alcanzar los sueños más ambiciosos. Hasta Jesús se rodeó de compañeros y supo construir en comunidad. ¿Tienes sueños y metas apostólicas que requieren tenacidad, esfuerzo, convicción? ¿Te rodeas para conseguir estos sueños de otros compañeros? ¿Suscitas colaboradores?