“La 72” ha pasado de ser una casa del migrante a ser un campo de refugiados que acoge a miles de latinoamericanos que pasan por Tenosique, Tabasco, México. Este espacio está dirigido por franciscanos que, además de atender las necesidades básicas y brindar representación legal de los emigrantes, también acompañan el sufrimiento de tanta gente que busca mejores condiciones para vivir.
Este refugio tiene el nombre de “La 72” en memoria a los 72 migrantes que fueron brutalmente asesinados por el cártel de los zetas en San Fernando Tamaulipas en 2010. En vistas de la constante y multitudinaria llegada de personas en búsqueda de refugio, este espacio suele sobrepasarse en su capacidad. La 72 proporciona posibilidades a los emigrantes para enfrentar su porvenir y estadía en México, de modo que puedan estar más seguros.
Muchas de estas personas huyen de sus lugares de origen, por una variedad de motivaciones, entre las que destacan: la violencia, la corrupción, el cambio climático…, pero las más frecuentes y que están de fondo son la pobreza extrema y la desigualdad. Es mucho mayor el deseo de una vida digna que todas las inclemencias que puedan vivir en el camino.
Manos Unidas es una ONG que da a conocer y denuncia la existencia de hambre y pobreza, así como sus causas y posibles soluciones. Esta organización colabora con varios proyectos de América Latina, en la resistencia contra la pobreza y la desigualdad; desde 2018 acompaña a “La 72”, brindando atención integral a los migrantes que llegan a este espacio.
Los migrantes quedan agradecidos por este tipo de espacios que de forma tan generosa abren sus puertas para acoger sus situaciones vitales y tender la mano ante sus necesidades. Iniciativas como estas nos ayudan a reflexionar sobre lo importante que es sumar y crear proyectos que hagan más solidario el mundo.