La misión tiene la capacidad de sacar a alguien de los momentos de mayor oscuridad; así es la experiencia del sacerdote Filiberto Velázquez. Sufrió un atentado, fruto de la violencia que se vive en la región de Guerrero (México) y el miedo tomó el control sobre su vida, aislándole de aquello que le daba vitalidad.
Pero hubo un acontecimiento que le hizo despertar y salir de su parálisis: la afectación de miles de vecinos acapulqueños damnificados tras el huracán Otis en octubre de 2023. Esta situación de necesidad hizo que de nuevo fuera más fuerte el impulso a darse a otros, llegando a coordinar todas las ayudas que llegaban. Como él dice, a veces uno se ensimisma tanto en lo que vive que no te permites ver la grandeza que pueden hacer tus manos por aquellos que sufren.
Este gesto de darse a los demás por encima de aquellas sombras que le acompañaban, nos muestra que es mejor desgastar la vida en aquello que se nos confía, que guardarla y desentendernos del hermano que padece. Esto no es algo novedoso, el mismo Jesús lo hizo en su tiempo, sabiendo que iba a morir no fue impedimento para entregarse con alegría a la misión que el Padre le había confiado. Hay miles de gestos solidarios anónimos que están construyendo el Reino de Dios. Este es uno de ellos, ¿cuáles otros conoces tú, cerca de ti?
Si quieres conocer un poco mas de la labor de desarrolla el P. Filiberto, director de la Pastoral social de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa