El Papa Francisco se despidió de los jóvenes de la isla de Papúa Nueva Guinea con un mensaje lleno de esperanza para el futuro del país. Durante un gran encuentro con más de 10,000 jóvenes católicos en el estado Sir John Guise, el Papa dejó de lado el discurso que había preparado en Roma y decidió improvisar para acercarse más a los jóvenes que estaban allí presentes.
Francisco escuchó los testimonios de tres jóvenes que hablaron de sus preocupaciones sobre cómo vivir su fe en medio de dificultades como la pobreza, las familias rotas, los abusos sexuales o el consumo de drogas. Ante estas preocupaciones, el Papa les dio un mensaje muy claro: “Lo importante en la vida no es no caer, sino no permanecer caído“. Es decir, todos cometemos errores pero lo realmente importante es reconocerlos y levantarse.
El Papa les hizo una pregunta a los jóvenes: “¿Un joven puede equivocarse? ¿Y una persona mayor puede equivocarse?“. Cuando la multitud presente respondió que sí, Francisco reafirmó que todos, sin importar la edad, cometemos errores. “Si ves a un amigo o compañero caído, no lo ignores, ayúdalo a levantarse. Solo en una situación podemos mirar a alguien desde arriba: para ayudarlo a levantarse”, señaló el Papa, subrayando la importancia de la solidaridad”
Además, Francisco les habló la tentación de la indiferencia hacia los demás y les pidió no perder el contacto con sus abuelos, pues son una fuente de sabiduría y experiencia. Para cerrar su mensaje, el Papa hizo su habitual petición de oración, reconociendo lo difícil que es su tarea. “Recen por mí, porque este trabajo no es fácil“, dijo con una sonrisa, agradeciendo a los jóvenes su presencia y esperanza.
Este encuentro con los jóvenes católicos de Papúa Nueva Guinea marcó el final de la visita del Papa Francisco al país, dejando un mensaje claro: el futuro está en sus manos, y el camino a seguir es el del amor y el servicio a los demás.
Aquí puedes ver un resumen departe de lo vivido por el Papa Francisco en este país del sudeste asiático: