La escena de la mujer que unge a Jesús con perfume aparece en los cuatro evangelios, narrada con diversos matices. Margarita Saldaña se detiene en la versión del evangelio de Marcos, que pone de relieve el sentido del placer y la belleza, la densidad de la profecía que se trasluce en este gesto, que anticipa el embalsamamiento del cuerpo de Jesús; su capacidad de denuncia y de anuncio, y su profunda vinculación con la Última Cena y con la eucaristía.

POR QUÉ LEER ESTE LIBRO: 

  • Pertenece a una colección “Mujeres bíblicas”, libros breves escritos por teólogas que tratan de acercarnos la figura de distintas mujeres que aparecen en la Biblia.
  • Se presenta como un itinerario de reflexión personal y comunitaria, que busca interpelar y suscitar nuevas miradas y actitudes.

ALGUNOS PÁRRAFOS SIGNIFICATIVOS:

“Esta mujer no arrastra una identidad conocida. Nada autoriza a atribuirle un pasado turbulento, ni a pensar que haya sido perdonada o sanada por Jesus, ni que venga a agradecerle algo”

“Viene con lo que es: su cuerpo, su edad y su historia, sus heridas y sus deseos. Viene con un secreto en el corazón del cual no se siente obligada a dar razones”

“Derramar implica verter o esparcir en un movimiento sin retorno, pues ni la sangre ni el perfume podrán jamás volver a recogerse”

CON UNA MIRADA DE APÓSTOL:

El poder evangelizador de los gestos

Este libro nos ayuda a acercarnos al gesto de una mujer anónima que unge a Jesus en vísperas de su pasión. Su gesto nos dispone a contemplar el gesto de la entrega de Jesus en la Última Cena. De esta manera, la mujer de Betania  nos da la clave para mirar y acompañar a aquel que va a dar la vida por todos. Sin palabras, sólo con sus gestos y actitudes se sitúa como una verdadera discípula y seguidora de Jesus. Su gesto adquiere también una connotación misionera, pues Jesus lo vincula con el anuncio del evangelio. 

A través de su comentario bíblico, la autora nos presenta este evangelio mostrando sobre todo el poder transformador y evangelizador de los gestos, especialmente de aquellos más genuinos, que brotan del amor.

Cae en la cuenta del potencial que tienen tus gestos en el despliegue de tu vida apostólica. Toma conciencia de cómo pueden interpelar, sugerir, anunciar y denunciar.  Se evangeliza no solo con la palabra sino también con aquellas acciones que confirman lo que decimos. ¿Hay gestos sinceros y provocativos que te sientes invitado a tener? ¿Nacen del amor, de mirar a Jesús? ¿Qué te impide tenerlos: tu miedo a exponerte, a quedar mal, la reacción de los otros…?