Se llama Joseph y en 1942 tiene siete años. En Bruselas han empezado las grandes redadas contra los judíos, y su madre lo lleva a la casa de la condesa de Sully, que lo ocultará hasta que pase el peligro. Pero muy pronto llegará la policía, la condesa ya no podrá esconder al niño y lo entregará a un sacerdote para que lo lleve a la Villa Amarilla. Y allí, en un pensionado católico, el niño crecerá bajo la protección del padre Pons, un hombre justo, que un día lo hará partícipe de su secreto: debajo de la iglesia, ha montado una sinagoga, y por las noches estudia la Torah, la Cábala, los textos de los rabinos, y también guarda los objetos del culto que consigue salvar. En medio de la gran «limpieza étnica» de la Segunda Guerra Mundial, un cristiano se empeña en resguardar la cultura judía, para transmitirla a esos niños que oculta de los nazis. Porque el padre Pons, como Noé, ha decidido salvar a la humanidad a pesar de sí misma para que los supervivientes del diluvio no pierdan la memoria, la identidad, el porvenir…
POR QUÉ LEER ESTE LIBRO:
Está narrado desde la perspectiva de un niño que, en medio del horror, es capaz de encontrar un ámbito cálido y de protección donde seguir creciendo como persona. Se hace preguntas y reflexiona sobre el mundo y el sufrimiento que le rodea
Esta novela transmite calidez y esperanza, y aporta una reflexión sobre la importancia de conservar la memoria de los más vulnerables. Trata sobre el respeto a otras religiones y hace una crítica a los fundamentalismos. Es un canto a la tolerancia.
ALGUNOS PÁRRAFOS SIGNIFICATIVOS:
“Mira, Joseph, a ti te gustaría saber cuál de las dos religiones es la verdadera, pues no lo es ninguna de las dos. Una religión no es verdadera ni falsa, propone simplemente una manera de vivir”
“Vuestras vidas no son solo vuestras vidas: son portadoras de un mensaje”
CON UNA MIRADA DE APÓSTOL
Compartir ideales también con no creyentes:
La relación del Padre Pons con la farmaceútica del lugar, la señorita Marcelle, una atea militante con la que comparte la búsqueda de la justicia y el compromiso por velar por los más débiles. Conmueve la ternura y la complicidad de la relación. A pesar de tener visiones e ideas muy diferentes, se respetan, se apoyan y se admiran, y comprometerán su vida por aquello en lo que creen. ¿Suscitas misiones compartidas o trabajo en equipo con otras personas, no creyentes, pero con las que compartes el ideal de un mundo más justo y solidario?
La experiencia del asombro:
La primera vez que Joseph va a una iglesia. Llama la atención cómo la experiencia de asombro y belleza que tiene, le permiten dejarse alcanzar por lo que allí se está dando, y sobre todo intuir cómo es Dios. Un testimonio sencillo pero profundo de cómo la dimensión espiritual está presente en todo ser humano.